La Turquesa es una gema que se usa como amuleto desde la antigüedad. Era muy venerada por aztecas, incas y egipcios por sus propiedades energéticas, espirituales y protectoras. 
 
La Turquesa se considera por encima de todo una piedra protectora. Está indicada especialmente para los viajeros que acuden a zonas de inestabilidad política.

También se usa en la magia amorosa. Si se entrega una turquesa a la persona amada se estimulará la armonía en la pareja creando una fusión entre las almas de ambos. Según la tradición, si desaparece el amor entre los dos, desaparecerá también el color de la piedra.

Sirve para atraer nuevas amistades y conseguir un carácter alegre y sereno. Estimula la belleza.

Está indicada para personas demasiado emotivas y ansiosas ya que ayuda a mantener el equilibrio emocional y al crecimiento personal. Además es una gema con un gran poder ansiolítico que es capaz de librarnos del estrés y la ansiedad del día a día. 

Favorece la autorrealización eliminando cualquier intento de destrucción de uno mismo. Ayuda a tener creatividad a la hora de solucionar los problemas difuminando los agobios y las inseguridades.

Protege contra el mal de ojo, los hechizos malignos y cualquier tipo de magia negativa que se dirija hacia uno mismo.
 
Aporta bienestar físico y de espíritu a su portador. Mejora el sistema inmune. Además tiene la capacidad de atraer la buena suerte y repeler las fuerzas malignas.
Abre, equilibra y sana el Chakra de la Garganta. Nos abre a nivel emocional, nos ayuda a vencer con fortaleza y valentía cualquier obstáculo.